Blockchain y NTF: el valor único y coleccionable de los archivos digitales

El 11 de marzo de 2021 fue un día histórico para el mercado de los activos electrónicos y del ecosistema de arte virtual. Una obra digital del artista Mike Winkelmann, más conocido en redes sociales por su seudónimo Beeple, fue vendida por US$69 millones, convirtiéndola en la tercera obra mejor pagada de un artista vivo. 

El arte de Beeple ha sido vendido por grandes sumas de dinero, alcanzando cifras históricas. Sin embargo, los valores logrados con sus obras no solamente se sustentan en la creatividad y composición artística, sino también, porque son un NTF o tokens no fungibles. 

Los NTF son un tipo de activos criptográficos basados en la tecnología de cadena de bloques o blockchain, con códigos de identificación y metadatos exclusivos, que son insertados en cada archivo digital, otorgándoles miles de especificaciones y dándoles un carácter único. Al distinguirse entre sí, cada archivo, que puede ser una obra digital, un meme, un gif e incluso una publicación en Twitter, adquiere el atributo de coleccionable. 

En el ámbito técnico, los NTF funcionan y son transferidos aprovechando la tecnología blockchain, que es utilizada en los smart contract o contratos inteligentes y por criptomonedas como Ethereum. 

En el caso de Ethereum, la cadena de bloques permite el registro único, consensuado y distribuido de cada una de las transacciones e intercambios en la red, funcionando como un libro contable. Por esto, al incorporar esta tecnología, comprar y vender tokens no fungibles solo se puede hacer por medio de la moneda virtual. 

Sin embargo, los NTF se diferencian de las criptomonedas. Los primeros, no son intercambiables, pues no hay dos archivos idénticos. Además, no son divisibles, debido a que no se pueden partir en denominaciones más pequeñas. También, son indestructibles, ya que todos los datos se almacenan en blockchain lo que hace imposible su eliminación o réplica. Y, su propiedad es inmutable, lo que significa que son los coleccionistas quienes los poseen y no la empresa tecnológica que crea el software. 

Cada día, los tokens no fungibles ganan rápidamente popularidad en internet, sobre todo, en las nuevas generaciones, que han dotado de valor activos digitales. No obstante, su fama no ha sido de un día para otro y su origen se puede encontrar hace algunos años. 

Origen y auge de los NTF

El nacimiento de los tokens no fungibles puede ser rastreado a 2017, cuando Dieter Shirley, creó los Cryptokitties, unas representaciones digitales de gatos únicas. En sus inicios, cada unidad tenía un valor que iba desde los US$12 hasta los US$95.000. Los fans de estos gatos gastaron más de $20.000 dólares para comprarlos, alimentarlos y cuidarlos. 

Con el tiempo, esta tecnología fue incorporada en otro tipo de archivos que van desde obras de arte hasta tarjetas digitales de deportes, logrando que sus autores adquieran grandes sumas de dinero. 

Recientemente, el creador de un meme vendió un NFT de esta obra por 300 Ethereum, Jack Dorsey puso en venta su primera publicación en Twitter, cuya subasta superó los $US2,5 millones y los fanáticos del basquetbol han gastado más de US$230 millones intercambiando tarjetas de la NBA, que representan momentos clásicos del deporte. 

Así, los tokens no fungibles han irrumpido distintas esferas del mundo digital e impulsado una industria coleccionista sin precedentes en la red, pues, por medio del desarrollo tecnológico se le ha dado valor a archivos digitales. 


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